Decía Miguel de Unamuno que Portugal es un país necesariamente melancólico porque, orientado hacia el Atlántico, contempla siempre el ocaso. Esta sería la raíz de sus costumbres suaves y de la naturaleza sufrida de su pueblo que se expresa en el fado, la aceptación resignada del destino.
Los portugueses, en teoría, no se dejan llevar ni por el apasionamiento ni por la furia, salvo en muy contadas ocasiones. Pero el rector de la Universidad de Salamanca también advertía, hablando de nuestros vecinos, que hay que cuidarse de la ira de los mansos, porque alcanzado un cierto punto el aguante da paso a la furia desatada.
Ángel Rivero Rodríguez, Professor de Ciência Política, Universidade Autónoma de Madrid: “El desencanto portugués y la ira de los mansos”, 12 de março 2024 in The Conversation.
https://theconversation.com/el-desencanto-portugues-y-la-ira-de-los-mansos-225407
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